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(Ver abajo la versión en español).
It’s a story as old as time: boy meets boy in the steep, narrow streets of Lisbon. Nathon, hailing from the midwestern city of Minneapolis, and Daniel, from the city of love and overpriced croissants Paris, cross paths in the most unexpected way.
Daniel was on a long weekend getaway with his friends Cherie May, Alexia, and company, while Nathon was on a Portuguese adventure, exploring Lisbon solo after a friend had to back out (thank you Matt, seriously thank you!). Eager to put himself out there and mingle, Nathon had no idea what fate had in store.
Little did they know that a casually planned drink, by coincidence on Valentine’s Day, at the beautiful terrace of Pharmacia Felicidade, followed by an impromptu dinner at the Time Out Market, would set the stage for something far greater. But let’s be fully transparent: Nathon and Daniel were both nervous little schoolboys getting ready for their first date. Perhaps it was the bottles of Vinho Verde, or maybe fate had a hand in it, but their date was straight out of a fairy tale. The universe and all its stars were aligning, or by sheer coincidence, Nathon was staying at the hotel just across from Daniel.
As fate and romantic comedies would have it, their connection defied the odds.
Despite the minor inconvenience of a 6,700 km gap (4,221 miles for our American friends) and a seven-hour time difference, they embarked on a year-long marathon of transatlantic flights. Somehow, through clever planning, unwavering commitment, and a healthy dose of jet lag, they managed to see each other every month in 2023, all while juggling full-time jobs.
By early 2024, however, Nathon’s career in anesthesiology was on life support. He had exhausted his vacation time and was rapidly running out of favors from colleagues who had helped him swap shifts more times than he could count to accommodate his Parisian escapades.
Choosing love over logistics and also pursuing his dream of finally taking time off (albeit a personally sponsored sabbatical), he packed his bags and his dog, Vivian and moved to the city of lights full-time, securing a French visa to become a resident. Maybe the cheese, charcuterie, onion soup, and wine also played a role in this leap of faith, as evidenced by his growing waistline.
Then, in May 2024, on a picturesque beach in Bocas del Toro in Panama, because either’s hometown would have been far too cliché. Nathon popped the question with the help of a staged “seashell accident.” And Daniel, perhaps swayed by the Caribbean magic, said yes!
This story is a testament to the power of love, determination, and an unabashed use of frequent flyer miles. It’s proof that sometimes, the most unexpected encounters lead to life’s most extraordinary adventure
Es una historia tan antigua como el tiempo: chico conoce a chico en las empinadas y estrechas calles de Lisboa. Nathon, originario de la ciudad de Minneapolis, en el Medio Oeste de Estados Unidos y Daniel, de la ciudad del amor y los croissants sobrevalorados, París, cruzan sus caminos de la manera más inesperada.
Daniel estaba en una escapada de fin de semana con sus amigos Cherie May, Alexia y compañía, mientras que Nathon estaba en una aventura portuguesa, explorando Lisboa solito después de que un amigo tuvo que cancelar (gracias, Matt, en serio, ¡muchas gracias!). Con ganas de socializar y abrirse a nuevas experiencias, Nathon no tenía idea de lo que el destino le tenía preparado.
Lo que comenzó como una copa casualmente planeada, por coincidencia el día de San Valentín en la hermosa terraza de Pharmacia Felicidade, seguida de una cena improvisada en el Time Out Market, terminó sentando las bases para algo mucho más grande. Pero seamos completamente honestos: Nathon y Daniel estaban como dos niños de escuela nerviosos preparándose para su primera cita. Tal vez fueron las botellas de Vinho Verde o quizás el destino intervino, pero su cita fue sacada directamente de un cuento de hadas. El universo y todas sus estrellas parecían alinearse, o tal vez fue pura coincidencia que Nathon se hospedara en el hotel justo enfrente de Daniel.
Como en las películas románticas, su conexión desafió todas las probabilidades.
A pesar del pequeño inconveniente de una distancia de 6,700 km (4,221 millas para nuestros amigos americanos) y una diferencia horaria de siete horas, se embarcaron en un maratón de vuelos transatlánticos que duró todo un año. De alguna manera, gracias a una planificación optimizada, un compromiso inquebrantable y una saludable dosis de jet lag, lograron verse cada mes en el 2023, todo mientras equilibraban sus trabajos a tiempo completo.
Para principios de 2024, sin embargo, la carrera de Nathon en anestesiología estaba en terapia intensiva. El había agotado sus días de vacaciones y estaba quedándose sin favores de sus colegas, quienes lo habían ayudado a intercambiar turnos más veces de las que podía contar para acomodar sus escapadas parisinas.
Eligiendo el amor sobre la logística y también persiguiendo su sueño de finalmente tomarse un descanso (aunque fuera un año sabático autofinanciado), el hizo sus maletas, tomó a su perrita Vivian y se mudó a la ciudad de la luz a tiempo completo, con una visa y todo para convertirse en residente. Tal vez el queso, la charcutería, la sopa de cebolla y el vino también jugaron un papel en este salto de fe, como lo demuestra su creciente cintura.
Luego, en mayo de 2024, en una pintoresca playa de Bocas del Toro en Panamá, porque hacerlo en la ciudad natal de cualquiera de los dos habría sido demasiado cliché. Nathon hizo la gran pregunta con la ayuda de un "accidente" con una concha marina cuidadosamente planeado. Y Daniel, quizás influenciado por la magia caribeña, dijo que sí.
Esta historia es un testimonio del poder del amor, la determinación y un uso desmedido de millas de viajero frecuente. Es la prueba de que, a veces, los encuentros más inesperados llevan a las aventuras más extraordinarias de la vida.